“El jugador más engreído”.

Eso es lo que dicen de mí en mi barrio.

Descarado, arrogante, engreído… ¡todo verdad amigos míos!

Pero, ¿cómo no voy a serlo?

Juego al fútbol en el Sunderland, en la primera división inglesa, y antes jugué en el Glasgow Rangers.

Y por supuesto en la selección nacional de Escocia.

Sin embargo … fuerza física cero (peso 65 kg mojado!) tackle que gano uno por temporada, en los remates de cabeza no es que sea pobre … simplemente evito golpear el balón!

Estoy lejos de ser un rayo de guerra y mi pie derecho me sirve sólo para correr (lentamente !).

A pesar de estos “pequeños” defectos… ¡soy el futbolista más fuerte de Escocia!

Hace cuatro años, cuando los jugadores más fuertes del mundo fueron convocados en Wembley para desafiar a los ingleses en su templo, ¿a quién creen que el señor Fernando Riera, entrenador del Benfica, llamó de Escocia para jugar junto a Yashin, Di Stefano, Puskas, Eusebio o Djalma Santos? Muy sencillo.

Denis Law y yo, ¡por supuesto!

¿Cree que jugar al lado de esos monstruos del fútbol mundial me intimidaba?

En absoluto.

Me lo pasé como nunca.

Jugar con gente que habla tu “idioma” en el campo no tiene precio.

En realidad, hay otras cosas que me gustan tanto como jugar al fútbol.

Son las chicas, las apuestas y el alcohol.

Exactamente en ese orden, me gustaría ser preciso.

Aún recuerdo cuando cambié el Raith Rovers por el Glasgow Rangers a los 20 años.

En el Raith perseguir faldas era una faena.

Para “traer el resultado a casa” a veces tenía que sudar el equivalente a 20 vueltas (algo que odio CASI tanto como tener un vaso VACÍO delante).

Luego, cuando llegaba al Rangers, como por arte de magia, ¡el único esfuerzo que tenía que hacer era elegir a la chica con la que terminar la velada!

Con un poco de dinero en el bolsillo y la reputacion de ser jugador del Rangers todo se volvio mucho mas facil.

Hasta que empecé a apostar.

“Compulsivo” me dijeron los que estudiaron.

Boh … No sé exactamente lo que eso significa.

Sólo sé que solía apostar a todo.

Una vez con un compañero de equipo aposté 10 libras al color de los calcetines del camarero del pub al que íbamos a tomar un par (!) de pintas.

Siempre me ha gustado beber, pero nunca ha sido un problema.

Al menos hasta hace tres años.

Cuando un cabrón lateral austriaco después de que le escondiera el balón durante 89 minutos no decidió que ya había tenido suficiente rompiéndome la pierna en el último minuto del partido.

Entonces estaba en lo más alto y luché por volver a la senda del éxito.

Fue durante esos cuatro largos meses lejos de los campos cuando el alcohol me ayudó a hacerlo todo más llevadero.

Cuando regresé al Rangers me di cuenta de que las cosas estaban cambiando en el fútbol.

El sueldo que cobrábamos en aquella época era realmente ridículo.

Y no sólo en comparación con nuestros colegas italianos o españoles.

En Inglaterra ya desde hacía un par de años con la eliminación del “tope salarial” para los futbolistas profesionales había grandes diferencias.

Gente mucho más pobre que yo al otro lado del Muro de Adriano podía ganar el doble que yo en el Rangers.

“No podemos hacer una diferencia demasiado grande en el equipo Jim”, me repetía John Lawrence, el presidente del club.

“¡Mierda!” le contestaba “¿pero no crees que Frank Sinatra gana lo mismo que su guitarrista???”

… Frank Sinatra en el Glasgow Rangers era obviamente su servidor …

En 1965, a fuerza de darme la lata con constantes peticiones de traspaso, por fin conseguí ir a jugar a Inglaterra, al Sunderland.

Por fin tenía dinero de verdad en el bolsillo, que no paraba de beber y apostar.

A esto hay que añadir el hecho de que el equipo era realmente miserable.

El año pasado sólo nos salvamos en las dos últimas jornadas y este año sólo ha sido un poco mejor.

Ya estamos salvados a falta de cuatro jornadas.

Mañana, sin embargo, jugamos en Wembley.

No, no con los “Black Cats”, sino con mi selección nacional, la selección escocesa, contra el “Auld Enemy”: Inglaterra.

Hace menos de un año, los ingleses se proclamaron campeones del mundo.

Sólo que los escoceses no estábamos en ese Mundial.

Llevan más de dos años sin perder. “Los invencibles” los llaman en sus putos tabloides.

Sólo nosotros los escoceses somos más fuertes que ellos.

Y mañana se lo vamos a demostrar.

No tienen a Denis Law.

¡Y especialmente no tienen a Jim Baxter!

Nuestros aficionados en Escocia ya han bautizado este partido como la “verdadera final de la Copa del Mundo”.

Al menos 30.000 personas acudirán a Wembley.

¿Crees que podemos decepcionarles?

Escocia ganó aquel partido por 3 goles a 2, pero la diferencia aquel día fue mucho mayor de lo que dice el resultado.

Jim Baxter reservó probablemente su canto del cisne para ese partido.

Bailó literalmente contra los ingleses, burlándose de ellos durante noventa minutos con sus fintas, regates y pases brillantes.

Frente a él jugaba “un tal” Denis Law, que al año siguiente ganaría la Copa de Europa con el Manchester United (aunque tuvo que perderse la final contra el Benfica por lesión), uno de los delanteros más potentes de entonces.

En un momento dado, Baxter decidió incluso deleitar a los 30.000 seguidores escoceses y burlarse de los rivales y del público inglés con el famoso regate https://youtu.be/mmz_PLOhbus.

Sin embargo, los problemas de Baxter con sus demonios personales ya estaban fuera de control para entonces.

El alcohol y el juego proporcionaban a “Slim Jim” el subidón de adrenalina que el fútbol ya no podía proporcionarle.

En 1967, sólo unos meses después de su extraordinaria actuación en Wembley, el Sunderland tuvo el placer de vender a un Baxter cada vez más incontrolable al Nottingham Forest, que llegó a pagar por el lateral izquierdo escocés 100.000 libras, lo que le convirtió en la compra más cara (y para muchos la peor) de la historia del club.

Pasó año y medio en el Forest con actuaciones cada vez más decepcionantes y con sus problemas con el alcohol cada vez más difíciles de controlar.

En mayo de 1969, Baxter regresó al Glasgow Rangers (“Nunca debí marcharme”, diría entonces), pero era el fantasma de sí mismo y al año siguiente, con sólo 31 años, decidió poner fin a su carrera.

Pero, ¿dónde empezó a torcerse todo?

Tras debutar con sólo 18 años en el Raith Rovers, bastan unos pocos partidos para darse cuenta de que este flaco zurdo tiene un talento fuera de lo común.

Lo que más llama la atención de él es la absoluta tranquilidad con la que juega, tanta que a algunos casi les parece arrogancia, lo que le hace atraer la atención de los rivales que no se andan con sutilezas.

Durante un Rangers – Raith Rovers que acabó con la sorprendente victoria de los invitados por 3 goles a 2 Jim es el protagonista absoluto del partido.

‘Scot’ Symon, entrenador del Rangers, decide ese día que hay que comprar a Baxter, cueste lo que cueste.

Sucedió en junio de 1960 y el Rangers tuvo que desembolsar la friolera de 17.500 libras, una suma récord para el fútbol escocés.

Baxter se convertiría de inmediato en un ídolo para los seguidores de los “Gers”, por aquel entonces amos absolutos de la escena escocesa.

Su estilo de juego, brusco y brillante al mismo tiempo, pronto le convertiría en titular habitual de la selección escocesa.

Pero “Slim Jim” se distinguiría de muchas otras maneras y especialmente fuera del terreno de juego, lo que le convirtió en un personaje absoluto, el primer auténtico “inconformista” del fútbol escocés.

Aparte de sus relaciones y amistades con varios jugadores del Celtic (algo muy inusual en aquella época), pronto se hará un nombre como Don Juan, aunque no es precisamente un Adonis, pero su simpatía y encanto parecen ser irresistibles para las chicas escocesas.

También tendrá varios problemas con el club, principalmente relacionados con el dinero… o más bien con el salario tan bajo que percibían los futbolistas escoceses en aquella época, sobre todo si se comparaba con lo que ganaban los italianos, los españoles e incluso los ingleses, ya que en 1961 se eliminó el tope salarial (20 libras semanales) para los futbolistas de la liga inglesa.

Jim, sin embargo, siguió jugando en el Rangers y en 1963, probablemente su mejor año, tuvo enormes satisfacciones.

La primera, inolvidable y por derecho propio en la historia del fútbol escocés, fue el doblete en la victoria sobre Inglaterra en Wembley en abril de 1963.

En una época en la que aún no se permitían las sustituciones, Escocia se quedó con diez a los cinco minutos, cuando el lateral izquierdo Eric Caldow se lesionó (triple fractura de pierna), pero Baxter se puso al frente y fue el amo absoluto del campo, marcando los dos goles del partido.

Seis meses más tarde, el 23 de octubre, se disputó un partido conmemorativo de los 100 años de la Asociación Inglesa de Fútbol.

Enfrente, en Wembley, Inglaterra y una selección de los mejores futbolistas del resto del planeta.

Están Eusebio, Di Stefano, Puskas, Yashin, Djalma Santos, Gento… básicamente sólo falta Pelé.

Y, por supuesto, están Denis Law y Jim Baxter.

Inglaterra ganó un partido muy reñido gracias a un gol de Jimmy Greaves en el último minuto, después de que unos minutos antes Denis Law hubiera empatado el tanto del inglés Terry Paine.

Baxter jugaría en la segunda parte y acabaría demostrando ser uno de los mejores de esta selección tan potente, hasta el punto de ser felicitado por Ferenc Puskas al final del partido.

En el Rangers, salario aparte, las cosas siguieron yendo a las mil maravillas.

Tras la liga ganada en 1961 y las de 1963 y 1964 (así como una primera final de la Recopa perdida ante el Fiorentina), el Rangers participó en la Copa de Campeones en la temporada 1964-1965. Tras sufrir para imponerse al potente Estrella Roja de Belgrado, los escoceses fueron derrotados por el Rapid de Viena austriaco.

La victoria por 1-0 en Ibrox no dejó tranquilos a los “Gers” de cara al partido de vuelta en Viena, el 8 de diciembre. 70.000 aficionados austriacos están en las gradas animando a sus favoritos, pero por desgracia para ellos es una de esas noches en las que Jim Baxter está absolutamente inspirado.

Desde sus pies parten todas las acciones del Rangers y cuando no se llevaban ni veinte minutos de juego una espléndida asistencia suya pone a Jim Forrest solo delante del portero austriaco.

Es el 1-0 que prácticamente cierra el partido. En la segunda parte, el Rangers redondeó el resultado con Davie Wilson, pero lo que parecía un día glorioso para el Rangers y Baxter se convirtió en tragedia en el último minuto del partido.

El lateral austriaco Walter Skocik, rival directo de Baxter y ridiculizado por el talentoso centrocampista escocés durante todo el partido, decidió vengarse parcialmente. Una brutal entrada suya rompe la espinilla y el peroné del pobre Jim.

La escena es casi irreal, con el árbitro dando por finalizado el partido mientras Baxter yace sobre un montón de nieve en la banda gritando de dolor.

Se trata de una lesión extremadamente grave que no sólo impide al Rangers participar en la competición más importante de Europa (los escoceses caerán a manos del Inter de Milán en cuartos de final), sino que resultará decisiva para la carrera de Jim.

Se teme incluso por su futuro en el fútbol y, a pesar de que el propio Baxter anuncia en prensa y televisión un rápido regreso a la actividad competitiva, el plazo resulta ser más largo de lo esperado.

Y es precisamente durante este periodo cuando la botella, hasta entonces una diversión aunque placentera pero aún bajo control, se convierte en el refugio a su frustración.

Jim bebe y juega cada vez más.

Cuando regresa, casi cinco meses después, es evidente que ya no es el mismo jugador.

En ese momento, el Rangers está más que encantado de darle salida.

Lo venden al Sunderland por más de 72.000 libras.

Al Sunderland llega un gran jugador que, sin embargo, con sólo 26 años, ya ha comenzado su parábola descendente como futbolista y, sobre todo, es a estas alturas un alcohólico empedernido.

Jim bebe como si no hubiera un mañana.

Su noche favorita, según confiesa él mismo, es la del viernes (“cuando las chicas están en los clubes sin sus novios”) y a menudo se encuentra en un estado lamentable al día siguiente.

La noche anterior al derbi contra el Newcastle, el partido más sentido por el Sunderland y sus aficionados, lo sacan de un club nocturno a las 2.30 de la madrugada.

Está casi en estado comatoso.

De alguna manera consiguen que se recupere y Baxter puede saltar al campo.

El Sunderland gana ese partido por 3 goles a 0 y Baxter juega un partido soberbio, probablemente el mejor de sus dos años y medio en el Sunderland.

Como ya se ha dicho, tras una etapa desastrosa en el Nottingham (la misma borrachera pero sin partidos memorables esta vez) vuelve al Rangers donde acabará su carrera.

Incluso abrirá un pub, probablemente la peor elección que puede hacer un alcohólico, y entre el juego y el alcohol pronto acabará en bancarrota.

El camino será el clásico ya visto para otros grandes futbolistas antes y después de él.

Multas y retiradas de carné por conducir bajo los efectos del alcohol, hospitalizaciones y su estado físico deteriorándose año tras año.

En 1994 fue sometido a dos operaciones de corazón antes de morir, siete años más tarde, de cáncer de páncreas con sólo 61 años.

“Sí, lo sé. Me gusta beber y siempre me gustará”, dijo en una famosa entrevista al final de su carrera, “quizá he exagerado al divertirme y tomarme la vida a la ligera, pero entonces ¿qué significa ‘exagerar’? La moderación, en lo que a mí respecta, es para la gente moderada. Y yo nunca lo he sido”.

ANÉCDOTAS Y TRIVIALIDADES

Jim Baxter y su “filosofía” futbolística

“Veo a tantos futbolistas recorrer 30 metros con el balón entre los pies y luego hacer un pase de 5 metros. ¿Qué sentido tiene eso? Es mucho mejor correr 5 metros y luego hacer un pase de 30 metros”.

Jim Baxter, las mujeres y el balón

“Hay que tratar el balón como si fuera una mujer. Tienes que mimarlo, acariciarlo un poco, tomarte tu tiempo y la respuesta que esperas llegará”.

Jim Baxter y su sensacional actuación en Wembley en 1963

En ese partido Escocia como se ha dicho ganó 2 goles a 1 a sus grandes rivales.

Baxters marcó dos goles

“¡Nunca había marcado dos goles en el mismo partido! Ni siquiera cuando jugaba en las categorías inferiores. Uno de los dos goles fue incluso de penalti… ¡Nunca había lanzado un penalti en mi vida antes de aquel día! Recuerdo que se me acercaron Ian St. John y Dave Mackay, mis compañeros de equipo. “¿Estás seguro de que te sientes bien, Jim?”, me preguntaron un poco preocupados.

“Chicos, podéis volver a nuestra mitad del campo. La próxima patada a un balón será con la que los ingleses empezarán a jugar de nuevo desde el centro del campo !”

“Bueno, ahora espero una fila de equipos ingleses llamando a mi puerta. Más que eso no puedo hacer”, fue la declaración de Jim al final del partido.

… al parecer, un grupo de aficionados del Arsenal recogió varios miles de firmas para persuadir al club de Highbury de que comprara a Baxter, pero fue en vano.

Jim Baxter y Don Revie

Aconsejado por su compañero de selección Billy Bremner, que ensalzaba su talento, Don Revie, el gran entrenador del Leeds y el propio Bremner, decidió ponerse en contacto con Jim Baxter.

“Me han dicho que eres muy fuerte, pero también me han dicho que bebes todo el alcohol que cae en tus manos, que nunca dejas de perseguir mujeres, que apuestas en todo y que incluso te gusta pelearte a puñetazos de vez en cuando. ¿Qué dices a eso Jim?”

“¡Que tiene excelentes informantes, Sr. Revie!”

Jim Baxter y el pre-partido

Justo antes del famoso partido de 1967 en Wembley contra Inglaterra, los jugadores escoceses están realizando algunos ejercicios de calentamiento.

Baxter, por su parte, está cómodamente sentado en un banco y lee tranquilamente el “Racing Post”, el periódico favorito de los apostadores de caballos. Se le acerca Bobby Brown, el seleccionador escocés, y le sugiere que él también haga ejercicios de calentamiento.

Jim le mira y, aún sentado, extiende la pierna izquierda y luego la derecha.

“Aquí señor. Estoy caliente!”

Jim Baxter y su amor por el Glasgow Rangers.

“De 1960 a 1965 fueron los años más felices de mi vida. Si me hubieran dado la mitad de lo que me ofrecieron en Inglaterra nunca me habría ido”.

Jim Baxter y su amistad con varios jugadores del Celtic

“Me importan un bledo la religión y la política. Si eres un buen tipo y te gusta el alcohol, el juego y las mujeres entonces ya eres potencialmente un amigo mío.”

Jim Baxter y Gianni Rivera

En noviembre de 1965, Escocia e Italia se enfrentaron en un partido de clasificación para el Mundial de Inglaterra del año siguiente. Con la Azzurra jugaba Gianni Rivera, aún muy joven pero ya conocido internacionalmente. Baxter era un gran admirador del “maestro” del AC Milan y de la selección nacional.

Tanto que apostó con su compañero Bremner que regatearía al menos 10 veces a Rivera durante el partido.

Pasan unos minutos y Baxter supera a Rivera.

Se vuelve hacia Bremner y le grita: “¡Menos 9 Billy!”.

Jim Baxter y la impactante declaración tras la lesión en Austria que le costó su carrera.

“No culpo a ese tipo austriaco. Aquella noche me pasé de la raya”.

Por último, la frase que mejor resume a Jim Baxter, pronunciada por su gran amigo Billy Bremner.

“Jim fue alguien que vivió su vida sin calcular, desperdiciando al menos parte de un talento poco común, pero de quien nadie podrá decir nunca que no era un hombre con un corazón grande y acogedor”.

Para terminar un pequeño homenaje filmado a este gran campeón, considerado por muchos (y entre ellos un tal Sir Alex Ferguson) como el mejor futbolista escocés de todos los tiempos.

La de Jim Baxter es una de las 27 biografías contadas en http://www.urbone.eu/obchod/mavericks-cult-heroes-del-calcio-britannico