La maldición de esta historia se encierra en 10 minutos locos que relegaron a este per’altro excelente futbolista a la historia del fútbol.

Es el 23 de julio de 1966. Se juegan los cuartos de final de la Copa del Mundo.

El estadio es Wembley.

Argentina juega contra los anfitriones, los “Leones de Inglaterra” de Charlton, Moore y Stiles.

El partido es equilibrado, no especialmente espectacular y hasta ese momento áspero, jugado con determinación por ambos bandos pero no injusto.

El problema es que por cada entrada decisiva de los argentinos se produce una amonestación (hay que señalar que en aquella época no había tarjetas sino que simplemente el árbitro anotaba en su libreta a los jugadores amonestados) mientras que para los ingleses, para Nobby Stiles en particular, parece que aquel día existía un criterio diferente. Ninguno de los “blancos” aparecía en el cuaderno del árbitro.

Unos minutos antes, también Rattin, con el número 10 sobre los hombros y el brazalete de capitán, fue amonestado por el alemán Kreitlein por un inofensivo intento de zancadilla a Bobby Charlton.

Se concedió un tiro libre a los ingleses, unos metros fuera del área penal; hacer respetar la barrera en aquel momento no era fácil y los argentinos intentaron ganar unos metros preciosos.

Los ingleses, sin embargo, aprovecharon el tiro libre por sorpresa.

El balón acabó muy lejos de los palos defendidos por el arquero argentino Roma.

Las imágenes no son muy claras, pero parece que el árbitro Kreitlein amonesta a otro jugador argentino, el delantero centro Artime, culpable de no respetar la distancia en el momento del lanzamiento.

En ese momento, Rattin se acerca al árbitro para pedirle explicaciones.

Rattin no hablaba ni inglés ni alemán.

En las imágenes de televisión se ve cómo el árbitro se detiene de repente y le hace señas a Rattin para que abandone el campo.

“No sé lo que me dijo… pero me miraba de forma truculenta. Así que le expulsé”. declaró más tarde el casaca negra alemán.

Fue una forma más de “desequilibrar” un partido que hasta entonces había sido muy complicado para los futuros campeones del mundo.

Rattin, sin embargo, no lo soporta.

Exige explicaciones.

No entiende por qué tiene que abandonar el campo.

¡En un partido tan importante!

Los diez minutos que siguen son tragicómicos.

Rattin no quiere abandonar el terreno de juego.

Intentan explicarle la situación, alguien incluso intenta cogerle del brazo para acompañarle fuera.

El capitán de Argentina y de Boca Juniors reacciona indignado.

Que nadie le toque.

Más tarde cuenta que exigió un intérprete, alguien que le explicara POR QUÉ tenía que abandonar el campo en un partido tan importante.

Finalmente, el partido se reanudó, pero él primero permaneció al margen y luego decidió sentarse en la alfombra roja de uso exclusivo para los miembros de la casa real británica.

Una desafortunada e inconsciente decisión que desató aún más la ira del público de Wembley que, perdiendo inesperadamente su famoso autocontrol, arrojó de todo a “El Rata”, caramelos, bocadillos e incluso latas de cerveza.

Con diez durante toda la segunda parte, Argentina acabó cediendo, aunque por un estrecho margen, viéndose así expulsada de un Mundial que, después de tantos años de malas actuaciones, prometía realmente grandes cosas.

Sir Alfred Ramsey, entrenador de la selección inglesa, definió como “animales” a los jugadores argentinos culpables de conducta antideportiva y grosería desmedida en un campo de fútbol.

Este encuentro marcó a Rattin y, como suele ocurrir, sus enormes dotes como futbolista acabaron pasando a un segundo plano ante aquellos “locos” diez minutos en Wembley.

“Todo estaba ya decidido”, recuerda Rattin en una magnífica entrevista hace algún tiempo. “Los delegados de Argentina y Uruguay fueron informados de que el sorteo de árbitros se celebraría a las 19.00 horas. ¡Sólo cuando llegaron ya estaba decidido; Inglaterra-Argentina para un árbitro alemán y Alemania-Uruguay para un árbitro inglés!”.

También es interesante su teoría sobre el Mundial hasta 1970, el primero que se retransmitió en directo y vía satélite.

“Hasta entonces, los ingresos para la FIFA sólo podían garantizarse de una manera: estadios llenos por el equipo organizador del torneo. Suecia en la final de 1958, Chile en semifinales en 1962 e Inglaterra campeona en 1966. A partir de 1970 ya no fue tan decisivo llevar al equipo organizador a la final, pues la FIFA ya se había asegurado los ingresos con los “derechos de televisión”.

Rattin fue uno de los grandes de Boca Juniors.

Jugó allí durante 15 temporadas, de 1956 a 1970, y ganó cuatro campeonatos y una copa de Argentina.

Con sus 190 cm se situó por delante de la defensa, como un “5” clásico, esa figura a medio camino entre el director defensivo y el archirrival.

Sus dotes de liderazgo han entrado en la leyenda del fútbol argentino.

Era querido por sus compañeros y respetado por árbitros y rivales.

Una proverbial ‘charla’ tuvo con Pelé, en el mismo partido en el que ‘El Chino’ Mesiano le quitó un cabezazo con el balón a ‘O’Rey’ y tuvo que abandonar el campo.

Ocurrió en el partido decisivo de la ‘Copa de las Naciones’ (el único trofeo internacional ganado por Argentina antes del Mundial de 1978).

Rattin pidió expresamente al seleccionador argentino de entonces, Pepe Minella, que metiera a Telch, un delantero en lugar del lesionado Mesiano.

‘Yo me encargo del ‘Negro’ (Pelé)’, dijo Rattin.

Hay un saque de esquina para Brasil.

Rattin se acerca a Pelé.

O’Rey se da cuenta por la mirada de “Rata” que no está precisamente conciliador después de ver a un compañero salir ensangrentado tras el “tratamiento” del “10” de Brasil.

“Rata” le anticipa un preocupado Pelé “Con el balón en juego vale, pero sin el balón no ¿eh?”.

“No te preocupes” le responde seráficamente Rattin. “Sin la pelota no … pero como tengas la pelota te mato”.

Pelé prácticamente no volvió a tocar el balón en el resto del partido.

Argentina ganó 3-0 e incluso Pelé se negó a tirar un penalti, dejándoselo a Gerson que lo paró Amadeo, el portero argentino.

Antonio Rattin pondría fin a su carrera a los 33 años, en Boca Juniors por supuesto, y tras un breve paso como entrenador primero de Gimnasia La Plata y luego de su propio Boca, pondría fin a su carrera en el fútbol en 1980 para dedicarse después a la política y a trabajar en el sector de los seguros.

En el “Museo Xeneize”, inaugurado hace un par de años, hay una estatua suya que atestigua el amor y el respeto de la gente de Boca por este gran futbolista, lamentablemente recordado fuera de Argentina sólo por los locos diez minutos en Wembley.

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES

En su primer entrenamiento con Boca se vio obligado a jugar con zapatillas normales de andar por casa, ya que nadie encontraba unas botas de fútbol adecuadas para su enorme pie. (al parecer calzaba un 47).

Su debut en Boca fue nada menos que en un “Superclásico”, contra su odiado rival River Plate.

El miércoles anterior, él y su compañero Yaya Rodríguez fueron convocados al primer equipo por la ‘Tercera’ (prácticamente el equipo Beretti de Boca, pasando por alto incluso a la ‘Primavera’, entonces llamada ‘Reserva’, el segundo equipo después del primero).

Pocos días antes, Rattin se había roto la muñeca. Al entrenador no le gusta, pero lo prueba en el partido de todos modos.

¿Resultado? Rattin juega tan bien que el domingo siguiente es titular contra River, con un protector en lugar de una escayola para poder jugar.

Otro recuerdo de ese día memorable

“En esa época no había retiros. Te ibas a tu casa y tenías que estar en el estadio una hora y media antes del partido. Estaba decidido a ir en autobús cuando descubrí que un vecino iba a ver el partido junto con 40 locos de mi Barrio en un viejo Chevrolet 47.

Me tocó el lugar de honor en la cabina junto al chofer y así llegué a la Bombonera”.

Rattin fue también uno de los promotores de una maravillosa iniciativa para ayudar a los ex jugadores de Boca que habían caído en desgracia.

La propuesta consistía en que el 1% del contrato de cada jugador profesional de Boca se pondría a disposición de jugadores históricos del club con dificultades económicas.

Una vez identificados, Boca a su vez pondría otro 1% …

(Hasta el día de hoy tengo conocimiento de más de veinte viejas glorias ‘Xeneizes’ beneficiadas con este tipo de pensión).

Uno de los recuerdos más intensos tiene que ver, obviamente, con lo sucedido en el famoso ‘Puerta 12’ en el que Rattin fue uno de los protagonistas en el campo de juego.

‘Iba conduciendo hacia casa después del partido cuando empezaron a llegar noticias por la radio sobre aquella terrible tragedia. Entre otras cosas, decían que hacía falta sangre… Inmediatamente fui al hospital Pirovano a donar… pero me la negaron porque estaba muy cansado, acababa de terminar el partido”.

Su relación con River es algo poco común por estos lares, precisamente por el respeto que la figura de Rattin siempre ha sabido inspirar incluso en los hinchas del ‘Millonario’.

Cuando se le pregunta si el descenso de River hace unos años le causó alegría o placer, su respuesta es inequívoca: “No, absolutamente. Lo digo de corazón. Boca y River son las dos locomotoras del fútbol argentino. Todos los demás son vagones metidos atrás. Los necesitamos tanto como ellos a nosotros”.

El día más triste fue, según confesión propia, el día en que se retiró de la práctica del fútbol.

“Ocurrió en un partido con Banfield. Llevaba un tiempo con grandes problemas en los tendones de Aquiles, me costaba correr con normalidad. En la primera parte del partido no podía correr. Mis compañeros incluso dejaron de pasarme el balón en un momento dado. Me había convertido en una carga.

Pedí el cambio en el descanso.

Cogí el coche y me fui a casa antes de que acabara el partido.

Me di cuenta de que había llegado al límite de mis fuerzas.

Nunca más volví a jugar un minuto con Boca en un partido oficial.

Por último, la parte más polémica y delicada.

La admisión, sin incertidumbre ni hipocresía, de que durante cierto tiempo el uso de estimulantes (anfetaminas sobre todo) en el fútbol argentino fue la norma.

‘Eran inyecciones a las que se sometían los futbolistas. El producto en cuestión era el mismo que se utilizaba en los hipódromos de Buenos Aires para los caballos. Se podía correr dos días seguidos”, recuerda Rattin.

Cuando llegué a Boca como entrenador, prohibieron su uso.

En esa época las llamaban vitaminas especiales.

En pocos partidos, todos perdidos, terminamos penúltimos.

En ese momento volví sobre mis pasos.

Di luz verde a su uso.

Ganamos prácticamente todos los partidos desde entonces hasta el final del campeonato, terminando en 7º lugar.

Si no hubiera cambiado de opinión Boca hubiera terminado en la B”.

Y agregó: “En ese momento no dije nada. Había una dictadura en el país”.

Artime (delantero centro de Argentina en el Mundial de 1966) hizo algunas confesiones.

Inmediatamente fue convocado por el gobierno y el asunto fue inmediatamente encubierto.

Hasta 1980 no empezaron a realizarse controles antidopaje en todos los partidos del campeonato.

Antonio Rattin tiene ahora 82 años, pero “el último Caudillo”, como le apodaban a menudo en Argentina, sigue yendo a la Bombonera, sigue el fútbol y pone a Leo Messi al mismo nivel que Maradona… pero un escalón por debajo del gran Pelé.

La de Antonio Rattin es una de las 43 biografías de futbolistas sudamericanos contadas en https://www.urbone.eu/products/matti-miti-e-meteore-del-futbol-sudamericano